17 de enero de 2010

Siento que me han puesto otro corazón, late a la par, pero últimamente se ha descontrolado, no le queda mucho tiempo. Cuando yo nací, hace 20 años, era muy pequeño y lo único que sabía hacer, y era feliz haciéndolo, era reír y llorar, hasta que aprendí a aplaudir y fui aún más feliz. Mi segundo corazón empezó a crecer y en un momento, dejo de hacerlo, echó raíces y siguió latiendo. Puso sus venas junto a las mías y alrededor de mis arterias las suyas. Cuando yo vine a este mundo, no sabía qué era la otra gente, el dinero, ni mucho menos; cuando iba al parque jugaba con aquellos que se parecían a mi y les sonreía, y ellos me devolvían una sonrisa, ahora no lo hago, ya soy muy grande.


Este corazón que me han puesto empieza a bombear más sangre por sus arterias y empieza a estrangular las mías, mi corazón se asfixia, escapar es imposible, me cuesta respirar, y mi cabeza explota. Cuando yo era muy pequeño jamás volví a encontrar tanto calor, abrigo, seguridad y amor como entre los brazos de mi madre que me cobijaba contra su pecho, donde solía dormir horas enteras. Jamás volví a experimentar un amor tan verdadero.


Empecé la labor; quitarme el segundo corazón es vital, no puedo seguir dando pasos contradictorios entre corazones. Es impresionante la magnitud de este corazón, ya había tomado la mayor parte de mi cuerpo. Lo más doloroso no fue meter mi mano por mi boca, y romper mis músculos, ni acabar con mi estómago, sino haber tocado por error mi primer corazón que se estaba asfixiando del esfuerzo de bombear a través de arterías que estaban siendo estranguladas. Un grito cósmico que nubló mi vista emitió mi corazón, en ese momento di con el corazón homicida.


Apenas siendo un niño, no me importaba desconocer, porque tenía toda la vida para hacer lo contrario. Tampoco le temía a la muerte, pues no sabía si quiera qué era la vida. Lo agarré con toda mi mano abierta y ensangrentada y lo llevé hacia fuera, ahogándome con sus fétidas arterias y venas. Tirando de él, todos los músculos de mi cuerpo sintieron el arrastre y el abandono de las raíces de ese corazón podrido, desde mis pies, mi estómago e inclusive mi cerebro que despedía coágulos por mi nariz y mis ojos.


Cuando el último capilar, tan fino como un cabello abandonó mi cuerpo, arrojé el corazón contra la pared y caí de rodillas en el charco de sangre. Agotado por el esfuerzo grité hasta quedar sin voz y rompí en llanto, mocos, lágrimas y sollozos como nunca desde hace 20 años, patalee en el charco y quedé dormido en posición fetal. Luego de unas horas mi aliviado corazón decidió despertarme y suspiré acabadamente, en un rincón vi a mi segundo corazón latir por última vez.


cashú.

2 comentarios:

  1. no debe ser tan difícil vivir sin corazón.
    sumergirse plácidamente en la nada.
    e inventarse algo con hojas secas, parches de tela, hilos y plasticola.





    daniluna.

    ResponderEliminar
  2. bien ahí cuyín! un flash recibir un mail de trip.
    extraño trip :)


    daniluna again.

    ResponderEliminar